Hay un dicho popular y conocido dentro del sector náutico que dice "los dos mejores momentos de la vida de un patrón de barco es cuando lo compras y el otro cuando lo vendes".

Dejando fuera estos dichos quiero comentarte que ambos momentos son delicados desde el punto de vista de la legalidad.

Cuando necesitamos la confección de un contrato de compraventa entre particulares  de una embarcación pensamos que, siendo un bien mueble de los reconocidos y regulados en nuestra legislación civil o incluso en la legislación de protección y defensa del consumidor, es sencilla su confección ,pero realmente desconocemos que la regulación actual de mencionado contrato se rige por la Ley de Navegación Marítima  .Esta Ley regula el contenido y podemos observar sus particularidades sobre todo en lo que hace referencia a los vicios ocultos y la posible reclamación de los mismos. 

Del estudio del cuerpo legal podemos afirmar que tiene un tratamiento más benévolo para la figura del vendedor.

Esta situación varía considerablemente si la compraventa se realiza directamente a un astillero, en cuyo caso nos encontramos con un contrato amparado por la Ley de Defensa del Consumirdor, cuya regulación es a todas luces más benévola para el comprador.